miércoles, 31 de agosto de 2016

I have no regrets

No me arrepiento de nada. Desde el principio supe que algún día acabaría, que como todo en la vida esto tenía fecha de caducidad. Mira que me lo advertí.

No me arrepiento de ti, que has sido mío, y me has permitido tenerte. Tampoco me deploraré de haber sido tuya, de entregarme, de dejarme llevar y acabar, como más me temía, en tus brazos.

Menos aún me arrepiento de Nosotros, que escribo con mayúscula porque es lo más parecido al nombre que se le puede dar a todo esto. Y es que de eso se trata: sólo nosotros. Tú siendo mío, yo siendo tuya, y a la vez nuestros. Fuera etiquetas, ''deja que sea''.

Asimismo, no me arrepiento de haber sido una ilusa, de creer perenne lo efímero, a pesar de que el final se divisaba a lo lejos, a pesar de que ya me habías avisado. Decidí tirarme a la sima, sabiendo perfectamente la hostia que me iba a dar. Pero oye, el trastazo ha merecido la pena. No sé tú, pero ojalá todo el mundo pudiese vivir lo que hemos vivido hasta ahora. Cuando me tiré al vacío creí por un instante volar, y créeme cuando te digo que tener alas es la sensación más increíble del mundo... Y más aún cuando ha sido alguien quien te las ha dado. Por consiguiente, jamás me retractaré de haber sido feliz. De ser egoísta por una vez en mi vida, y digo egoísta porque era (eres) algo que ansiaba, una historia al margen de todo lo demás. No me importaba el resto, sólo quería (quiero) esto. Contigo. Con nadie más. Y me ha encantado. Tómatelo como quieras.

No me arrepiento de que te hayas cruzado en mi camino, y mucho menos de haber apostado por lo fugaz, por lo nuestro, algo momentáneamente eterno. Y es que dicen que si quieres a alguien le dejas libre, mientras que yo soy de las que afirman que no sólo se dejan las puertas abiertas, sino que quieres verle salir y llegar cada vez más alto, más allá. Querer. Qué palabra tan fuerte. No estoy segura de que a esto se le pueda llamar amor; únicamente tengo la certeza de que te quería conmigo, a mi lado, siendo mío, miísimo. Y lo conseguí. Dejando las puertas y las ventanas abiertas de par en par te quedaste, y por un instante fui un lar en tu vida.

Sólo me queda desearte toda la suerte del mundo, que te vaya bien en tu viaje y, si por algún casual nos volvemos a cruzar alguna vez en la vida, que tengas presente que yo no me arrepiento de nada.

 






miércoles, 2 de diciembre de 2015

tequiero.

Y me salió un te quiero de la misma manera en la que se me escapan los suspiros cada vez que pienso en cómo hemos llegado a esto. Y yo que creía en lo de ''ojos que no ven, corazón que no siente''... Qué ilusa. Para mi desgracia estoy sintiendo a pesar de que me he colocado al menos 15 vendas por cada cosa que no me gusta de todo esto. Y es que lo detesto, pero tú me encantas. Eso es todo.  

  

lunes, 30 de noviembre de 2015

''Adiós Romeo''

El otro día me leí la célebre obra de William Shakespeare, Romeo y Julieta. Sí, esa historia de amor taaaan trágica que todo el mundo conoce. Pues bien, al haber profundizado un poquito sobre el autor y la historia he llegado a la conclusión de que el dramón del escritor inglés no es más que una demostración de lo ingenuas que somos las personas, pertenezcamos a la época que sea. Si se mira la obra desde un punto de vista diferente, te acabas dando cuenta de que la historia se basa en el enchochamiento de un picaflores con una muchacha amargada por la situación de sus padres, y esta relación no les trae más que problemas. Es cierto que su amor se considera un amor puro, pasional e irracional que va más allá de todos los obstáculos, un amor que a todos nos gustaría vivir al menos una vez en la vida, pero también es verdad que se trata de una idea que nos han metido en la cabeza desde siempre. Cuando empezamos a conocer a ese alguien nos imaginamos una historia como la de estos dos. Pero, ¿realmente queremos eso? La idealización del ''romance perfecto'' se nos ha ido de las manos. Puede sonar egoísta, pero el amor tiene que ser algo que te aporte felicidad, no que te la aparte, que los momentos con la pareja sean un escape a los problemas, no una mina de ellos, darte un soplo de ánimo para poder enfrentar mejor las adversidades que se te pongan delante... Debe realizarte. Entendemos que si sufrimos por amor lo estamos haciendo bien, porque significa que amamos a la otra persona...¿Pero nos amamos a nosotros mismos? Si tal vez y sólo tal vez Romeo y Julieta se hubiesen planteado el seguir caminos distintos y mirar por su bien propio podrían haber sido también felices (y haber llegado como mínimo a los cuarenta años). Y es que a veces es mejor que duela un poco y luego recuperarse a dejar que poco a poco te consuma y acabe contigo. Porque por mucho que nos cueste aceptarlo, las cosas no pueden forzarse, y a veces la única solución que nos queda es pasar al siguiente capítulo... Por muchas ganas que se tengan de dejar doblada la esquina de la página.




domingo, 22 de noviembre de 2015

Deja que sea.

Estoy hecha un lío. Mi cabeza dice una cosa, mi corazón está borracho y mi conciencia parece que se ha tomado unas vacaciones. ¿Qué hago contigo? O mejor, ¿qué hago con nosotros?

Todo tiene un límite, todo llega a su fin. Aquello que parecía eterno se ha esfumado de golpe, se ha desmoronado, se ha caído. Llámalo como quieras pero esto ya no existe. El fuego se ha apagado o bueno, se podría decir que está extinguiéndose todavía y yo sigo esperando a que tú llegues con una puta cerilla, pero sólo echas cubos de agua. Ya no siento el fuego, sólo huele a humo y quiero encontrar por fin un camino para salir de todo esto. Todo se distorsiona, ya no te veo, ya no te siento... Te he perdido. Me has perdido. He esperado sin obtener resultado y me jode decir que me he acostumbrado a esto. ¿Me duele? No sé cómo me siento. Sólo que necesito verte y aclararme. ¿Y tú dices que me entiendes? Si no lo hago yo, qué cojones esperas a hacerlo tú. Esto era es cosa de dos y yo ahora mismo no tengo ganas de nada. Yo ya no soy tuya y tú ya no eres mío. Esto ya no es nuestro. 

lunes, 19 de enero de 2015

I'll hope that you'll remember me.

Nunca se me ha dado bien dar el primer paso, pero esta vez tuve que hacerlo. ¿Tuve? Nadie me obligó. Fui yo misma la que lo decidió, y no me arrepiento de ello. Puedo decir que la espina que llevaba clavada ha salido del todo, he conseguido arrancármela después de tantos años. Decidí armarme de valor y hacerlo, demostrar(te) cómo creo que soy realmente, quería que dejases atrás el pasado y tuvieses la posibilidad de conocerme. Sí, de conocerme otra vez. Ya no soy la misma, las personas cambian. Yo he cambiado, tú has cambiado. Y eso es algo que quería que tuvieses muy en cuenta. Por fin se ha aclarado todo, conozco otra perspectiva de la situación y, quieras o no, eso influye en mi manera de ver lo ocurrido, aunque sigo guiándome por lo que yo pienso. ¿Lo que yo pienso o lo que yo siento? Se trata de ambas cosas. ''El corazón entiende de razones que la razón no asimila''. Me encanta esa frase. Una cosa es lo que yo siento y otra la que pienso y, el dar este paso me ha llevado a otro y así ir avanzando poquito a poco para por fin descubrir que lo que yo quiero pensar no corresponde a lo que siento. Y tras abrir los ojos, lo he visto todo mucho más claro. Recuerdos, sólo se trataba de eso.

martes, 2 de diciembre de 2014

I'm back

La necesidad de plasmar una mísera parte de todo lo que se me pasa por la cabeza me ha hecho volver a este blog. Si miro hacia atrás, el período de inactividad que he tenido aquí corresponde en cierta medida al tiempo en el que he tenido ''menos desorden'' en mi vida. ¿Casualidad?

Pues bien, te guste más o te guste menos ahora he vuelto y realmente no sé el por qué. La mayoría de los textos de este blog tienen están relacionados con el mismo tema, tema que se centra en una historia perteneciente a una etapa que creo que por fin ha llegado a su fin. Cada post era un pequeño desahogo por todo lo que se me pasaba en la cabeza en ese momento. Entonces... ¿Qué hago yo aquí? Supongo que el cierre de esa novela me llevó a empezar otra, o por lo menos, la segunda parte de la primera. Ahora me encuentro ante las páginas en blanco de un libro nuevo que tengo ganas de ir rellenando poco a poco.

Siempre he sido una persona a la que nunca le han atemorizado los cambios. Mi padre solía decirme que la vida da muchas vueltas, que nunca sabes qué te vas a encontrar a la vuelta de la esquina, pero fuese lo que fuese, hay que sacarle el máximo partido a lo positivo que pudieses encontrarte en ese caso. Pues bien, ahora me he dado cuenta de que no sólo he girado una calle, sino que me he recorrido un barrio entero en el cual cada acontecimiento que me he ido encontrando me ha sorprendido más que el anterior, me ha hecho abrir los ojos y me ha ayudado a crecer un poquito más, a avanzar en el camino y también a retroceder, pero siempre he conseguido volver a ir hacia adelante. Me miro en el espejo y no veo a la misma chica. Los rasgos que me caracterizan siguen ahí, ellos siempre van conmigo, pero en mi ruta turística he ido abandonando a algunos y adoptando otros y, puedo atreverme a decir que no me arrepiento de ninguno. Por primera vez yo estoy decidiendo las cosas en mi vida y eso me reconforta, aunque aún me quede muchísimo por delante.

Me deseo mucha suerte en el camino.

domingo, 20 de abril de 2014

¿Se puede odiar y querer al mismo tiempo?

Ha pasado mucho tiempo desde que nuestra historia tuviese su punto y final, y al final hace poco resultó ser sólo el final de un capítulo. Cuando todo parecía estar en su sitio, tuviste que volver y poner todo patas arriba: mi cabeza, mi corazón y mis sentimientos. Al principio, lo tomé como una prueba, una prueba que creí superar al ver que no estaba enganchada a tí, el miedo a que siguieses manteniéndote en lo más profundo y oscuro de mi cabeza, ese que cada vez que sabía algo de tí asomaba por mi cuerpo y supuse que había desaparecido. Me sentía bien. Por primera vez tras mucho tiempo creía estarlo. Nuevas metas, nuevas caras y nuevas historias en las que tú no aparecías por ningún lado. Habías desaparecido totalmente sin dejar rastro. Pero lo bueno dura poco. Supongo que soy una tonta al dejar que me ocurran estas cosas. Por tus caprichos y tu inmadurez has jugado con las personas, y una de ellas he sido yo. No sabría enumerar los momentos por los que te has llegado a pasar por mi cabeza a lo largo de estos últimos días, dándole vueltas una y otra vez a todo esto, a cómo me has demostrado que no te importa nadie más que tú en el mundo. Lo has hecho mal conmigo y con más personas, y el hecho de que hayas jugado y te hayas entretenido en desordenar la vida de los demás demuestra la clase de persona que eres. Pero ahora entro en juego yo. ¿Cómo es posible que después de todo esto no deje de darle vueltas a lo mismo? El problema está empezando a ser más mío que tuyo, Perdoné porque soy así, está en mí el no estar mal contigo y tratar de olvidarlo, pero acabas volviendo, cabrón. Si no te quisiese en mi vida, ya te habría echado hace tiempo, pero tú no te vas nunca, te quedas en la puerta y te asomas de vez en cuando y yo, siendo imbécil, lo permito. Estás anclado en mi cabeza. O mejor dicho, los recuerdos son los que están ahí, los que no van a desaparecer nunca. No quiero que vuelvas bajo ningún concepto, tú a lo tuyo y yo a lo mío, y no es por orgullo (lo perdí hace mucho tiempo y, además, contigo), sino porque sé cómo eres en realidad, sé cómo actúas y te conozco, pero más me conozco yo a mí misma y sé lo que quiero. No busco que vuelvas a entrar en mi vida, sino que no te quedes más en la puerta. Viviré sin tí perfectamente, no te necesito, y aprenderé a guardar los recuerdos de manera que no molesten. Fingiré que no me importó lo que me hiciste.