jueves, 29 de agosto de 2013

Desengancharse

La misma fuerza que nos une es la misma que nos separa. Empezar la historia es fácil, lo difícil es terminarla, y más si eres tú la que debe poner fin a esa atracción inexplicable que te une a él, que le hace ser tu droga.
Tratar de controlar tu pulso cuando te mira a los ojos o simplemente el roce de su piel te provoca que te tiemblen las piernas. Piensas que puede ser fácil, tonteas un poco, lo pruebas y ya está. Pero cariño, la característica principal de las adicciones es que una vez que empiezas necesitas más. Al principio, con verlo un poco te basta. Pero después, poco a poco necesitas más. La necesidad aumenta hasta el punto que el mono es insaciable, necesitas olerlo, sentirlo, tenerlo. Todo depende de ti, pero no acabas nunca, y más sabiendo que te hace daño. Pero el malestar que tienes cuando te alejas se hace tan grande que eres tú la que realmente sufre las consecuencias del hechizo, por lo que decides con esas dosis que son las únicas capaces de quitarte ese mono de la droga, ese mono de él.




1 comentario:

  1. Lo cierto es que sólo quien lo vive puede decidir qué hacer para solucionarlo.
    A veces las cosas se terminan, y aunque suene cruel, es necesario que sea así :)

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